La limpieza de oídos es importante a cualquier edad, pero se necesita un poco más en los primeros años. Las orejas de los pequeños aún se están formando y creciendo y necesitan un cuidado más cuidadoso, además de estar más atentos por si pudiera haber alguna anomalía en su funcionamiento. Si eres madre o padre por primera vez, es normal que tengas más dudas sobre cómo limpiar correctamente los oídos de tu hijo, así que aquí tienes algunos consejos.
Consejos para limpiar correctamente los oídos de los niños
Limpieza superficial: bajo ningún concepto debemos limpiar los oídos de los bebés a diario. No suelen ensuciarse mucho por lo que una limpieza superficial debería ser suficiente. Bastará con utilizar un paño húmedo después del baño (haciendo movimientos de adentro hacia afuera) y siempre en aquellas zonas a las que podamos acceder con facilidad. También lo pasaremos por los pliegues de la oreja.
Revisa la cera: tener un poco de cera también es normal, recordemos que es una forma de autolimpieza que tiene el propio oído y que además lo protege de infecciones. Solo debemos preocuparnos si el color de esa cera se vuelve más amarillento de lo normal, más oscuro, porque podría tratarse precisamente de algún tipo de infección.
No introduzcas objetos: introducir gasas o bastoncillos podría ser peligroso porque, en lugar de extraer el exceso de cerumen, podrían empujarlo hacia el canal auditivo y provocar obstrucciones. Y lo que es más grave, podríamos acabar provocándonos perforaciones en el tímpano, algo que se vuelve mucho más fácil teniendo en cuenta los movimientos involuntarios que hacen los niños con la cabeza.
Limpieza de oídos cuando sean un poco mayores: cuando tengan más meses podemos lavarles un poco más los oídos a la hora del baño. Podemos introducir un poco más de agua pero siempre teniendo en cuenta que no se puede introducir en la sala auditiva. Giraremos la cabeza de la niña cuando le lavemos la cabeza y luego secaremos bien las orejas con una toalla de algodón.
Proteger sus orejas del frío: en invierno o en días de bajas temperaturas, debemos ponerles gorros para taparles las orejas cuando salgamos con ellos.
En verano: si llevamos a los más pequeños a la piscina o a la playa, no pasa nada si les entra algo de agua, pero tampoco es recomendable que les entre demasiada porque si hay agua estancada en el oído puede dar lugar a hongos o infecciones. .
Ruidos fuertes : Los oídos de los niños aún se están formando, por lo que hay que tener mucho cuidado a la hora de exponerlos a ruidos fuertes. Es recomendable no tenerlos cerca de sonidos estridentes o muy fuertes como los de conciertos o bares.
Control por el especialista: el pediatra nos orientará sobre los controles que se le deben hacer al niño a medida que va creciendo, pero igual tendremos que estar muy atentos a cualquier comportamiento extraño. Por ejemplo, una de las señales claras de que nuestro bebé no oye bien es que no gira la cabeza ante los ruidos cuando tiene la edad suficiente para hacerlo.