No es nada nuevo decir que el ejercicio físico beneficia enormemente a nuestra salud. Practicar deporte nos hace activos y eso mejora el funcionamiento de todas nuestras funciones corporales. Esto, acompañado de unos buenos hábitos de vida, una buena alimentación y cuidar los excesos, es clave para mantener nuestro organismo en buen estado. Es la base, por así decirlo, para que todo funcione bien; más allá de la mala salud que podamos padecer por otras causas inevitables.
Y como cualquier otro sistema, la audición también se ve beneficiada o perjudicada dependiendo del buen estado en el que nos encontremos físicamente.
¿Qué problemas auditivos podemos sufrir si no hacemos deporte habitualmente?
La Universidad de Columbia (EE. UU.) confirmó una relación directa entre la obesidad en adolescentes y la pérdida de audición. Pero no solo eso, existen más estudios que identifican el sobrepeso como un factor de riesgo importante para la pérdida auditiva.
Este mismo estudio de la Universidad de Columbia también reconoce que el ejercicio físico actúa de forma preventiva mejorando el tono muscular, las capacidades respiratorias y circulatorias y como terapia contra la ansiedad. Y precisamente cuando hablamos del sistema circulatorio , nos referimos directamente a la audición, ya que la disminución de la capacidad auditiva es una de las primeras consecuencias del fallo circulatorio.
La ingesta elevada de grasas también se presenta como otro desencadenante de los problemas auditivos. Los niveles altos de colesterol y triglicéridos en la sangre pueden causar problemas de oído. Una correcta rutina deportiva nos ayudará a reducir estos niveles y así mejorar nuestra capacidad auditiva.
Daños que las malas prácticas deportivas pueden causar en nuestro oído
Hablamos de cómo la práctica del deporte beneficia la salud auditiva, pero también debemos tener en cuenta algunas malas prácticas que pueden dañar nuestra audición si no tenemos cuidado al hacer ejercicio.
Si salimos a correr o andar en bicicleta, o incluso si vamos al gimnasio y usamos auriculares para escuchar música, tenemos que tener mucho cuidado con el volumen. Escucharlo a niveles muy altos durante largos períodos de tiempo puede dañar nuestra audición y causar problemas auditivos a corto plazo. Muchos de ellos pueden incluso convertirse en permanentes. Lo recomendable si somos usuarios frecuentes de auriculares es que el volumen de la música no supere los 85 db.
Si ahora hablamos de deportes acuáticos, como la natación, el surf, el piragüismo, el waterpolo… hay que tener en cuenta el uso de gorros protectores para su práctica. Son tapones personalizados que evitan que el agua entre en el canal auditivo. En estos deportes, los oídos están continuamente expuestos al agua y, si no se protegen, pueden verse afectados por la humedad y provocar infecciones u otitis.
En deportes donde estamos expuestos a golpes como el fútbol americano o el hockey, es muy importante proteger nuestra cabeza con un casco , para proteger también nuestros oídos de posibles golpes de otros jugadores.
Por último, los cambios de altitud también afectan a la salud de nuestros oídos. Esto lo tenemos que tener en cuenta si practicamos deportes al aire libre como la escalada o el esquí. Los cambios en la presión pueden taparnos los oídos y hacer que perdamos la audición momentáneamente.