Es época navideña y durante estas festividades, el ruido por todas partes empeora. De hecho, la contaminación acústica es la segunda causa principal de enfermedades ambientales, solo superada por la contaminación del aire.
Los riesgos para la salud dependen tanto del volumen o intensidad del ruido, como de la frecuencia y duración en el tiempo. Cuando estamos expuestos a un ruido intenso durante cortos periodos de tiempo, pueden producirse molestias ocasionales y fatiga auditiva, lo que induce a una pérdida temporal de la capacidad auditiva. En la mayoría de estos casos, sigue una fase de recuperación que puede durar desde una hora hasta varios días. Pero el daño puede ser permanente cuando la exposición al ruido es excesivamente intensa, dura demasiado o supera los 85 db. La OMS establece el límite diurno en 64dB.
La contaminación acústica tiene efectos negativos para la salud que van más allá del conocido daño auditivo, ya que también provoca numerosos efectos en el organismo que muchas veces no atribuimos directamente al ruido. De hecho, una persona que pasa mucho tiempo expuesta a niveles excesivos de ruido puede acabar sufriendo trastornos físicos, psicológicos y sociales. Los estudios demuestran que los más jóvenes y los ancianos son los más vulnerables, ya que la mayoría de los adultos tienen niveles de tolerancia al ruido
Los ruidos muy intensos y la contaminación acústica prolongada en el tiempo, generados por el ruido de fondo del tráfico o del ambiente de las calles, son muy perjudiciales para la salud. Diversas investigaciones han demostrado que la exposición regular a diversas fuentes de contaminación acústica tiene un impacto decisivo en las alteraciones del sueño, enfermedades cardiovasculares, problemas digestivos, ansiedad, estrés, falta de concentración, etc.
Los juguetes, una amenaza auditiva para los más pequeños
A pesar de parecer inofensivos, los juguetes pueden suponer una amenaza para la audición de los más pequeños. Las pistolas de juguete que funcionan con baterías pueden producir un ruido de entre 110 y 135 dB, un nivel similar al producido por un grupo de música en vivo. Las cajas de música o los robots provocan entre 85-95 dB, pero son más dañinos si funcionan durante más de quince minutos.
La pérdida de audición inducida por el ruido es acumulativa y ocurre gradualmente a lo largo de los años.
Los más jóvenes y los mayores son los más vulnerables al ruido. La mejor forma de limitar las consecuencias que genera el ruido es la prevención. En la medida de lo posible, aléjese de la fuente de sonido o utilice tapones para los oídos.
Además de vigilar los juguetes de los niños y vigilar su buen uso, es importante educarlos en el uso de medidas preventivas desde edades tempranas. Los exámenes de audición pueden ayudar a prevenir el desarrollo de lesiones.